jueves, 23 de enero de 2014

El chico que fumaba Malboro rojo


Nunca tuve una experiencia igual. Hasta ese día me jactaba de ser "liberal", alternativa, tener la mente abierta. Claro está, yo provengo de la bien llamada franciscana ciudad de San Francisco de Quito, así redundante, barroca, curuchupa, mojigata. Dentro de mi círculo social en verdad fui una de las más libres de prejuicios sobre la sexualidad y de ataduras a las convenciones sociales. Pero esa noche tuve un shock. Me encontré en medio de un mundo desenfrenado al que solamente YO le ponía los frenos. Observé cómo se derretían los límites puestos por la moralidad cristiana, asistí a la ruptura de cadenas.
Ese escenario se me hizo parecido a Babilonia, al cuadro del infierno de la Compañía, a cualquier tipo de espectáculo nada pudoroso... En la pared de fuera de la "balada rock" alguien había anticipado lo que pocas horas después dentro de ese antro yo vería. Como el horáculo de Delfos pero a la inversa. Esa noche sentí que finalmente TODOS estamos destinados, mejor dicho, condicionados para cumplir los estereotipos.
En ese contexto, la única sorpresa fue hallar a un muchacho interesante, atractivo, soñador, luchador, inteligente, libre, perspicaz (...por favor, añádanle todos los atributos positivos que me han escuchado decir alguna vez...) que, infelizmente, fumaba Malboro rojo.

martes, 21 de enero de 2014

Campinas



No conocí mucho de Campinas. Por lo que vi, mientras íbamos por la carretera, es una ciudad grande, por estar junto a Sao Paulo nadie la considera de gran tamaño ni percibe la cantidad de personas que transitan y viven ahí. Está llena de centros comerciales inmensos, parece un lugar residencial, es el ambiente de oficinistas, estudiantes, edificios grandes, varias universidades... En general, los paisajes de esta ciudad normalmente no son muy rurales sino más bien un tipo de urbanismo ecológico, pero yo tuve la suerte de conocer otro lado de Campinas.
Aunque estuve dentro de un gran centro comercial, el recuerdo que me llevo de Campinas no es la de una ciudad agitada y comercial, es más bien de paz, tranquilidad, naturaleza. En esta ciudad vive Guillermo, un hombre de un corazón grande, solidario, generoso.  Su casa me recuerda al campo y a la naturaleza, no solo por su jardín y los cultivos de carrizo, caña y bambú sino por su manera de vivir pacífica, austera. Ese corazón sincero no solo es de Guillermo, se extiende a toda su familia. Fue hermoso conocerlos, conversar con ellos, aprender de sus historias, contagiarme de ese espíritu de libertad, de amor y de solidaridad. Estoy muy orgullosa de tener una familia así.
El día entero en Campinas pasó volando, las horas pasan rápido cuando uno se siente a gusto. A pesar de no haber dormido más que una hora entre los días sábado y domingo, al llegar a mi casa en Sao Paulo pasadas las 12 de la noche, no tenía mucho sueño. Me moría de ganas de conversar, de compartir con todo el mundo lo especial que fue ese día...

sábado, 18 de enero de 2014

Antes de huir

Quito es mi ciudad. Fue el escenario más importante y recurrente de mi vida. Tiene impregnados mis recuerdos, mis vivencias. La amo. La odio. Ahora que decidí dejarla, preciso escribir, narrar un poco las cosas que acontecen en mi vida lejos de ella... Ese profesor batracio de Etnohistoria estaría feliz de saber que disfruto haciendo un "Diario de campo" y voluntariamente he decidido seguir sus consejos porque aunque extremadamente batracio, fue un profesor increíble y lo estimo. Debí escribir esto antes de huir de Quito, antes de largarme sin despedir mucho, sin lágrimas. Pero lo estoy escribiendo ya lejos, con la cabeza más fría y el corazón más caliente. Así es mejor, puedo sentir en perspectiva y pensar lógicamente. Veo que dejé muchas cosas inconclusas allá... pero Quito camina despacio, sé que volveré y todo seguirá ahí, tal y como lo recordaba, las mismas personas, mismos buses, mismos conflictos, mismos complejos, mismas luchas, mismos prejuicios, mismas casas, mismos edificios, mismo aire frío, mismo sol radiante, misma lluvia fuerte, mismas miradas, misma ausencia.