sábado, 18 de enero de 2014

Antes de huir

Quito es mi ciudad. Fue el escenario más importante y recurrente de mi vida. Tiene impregnados mis recuerdos, mis vivencias. La amo. La odio. Ahora que decidí dejarla, preciso escribir, narrar un poco las cosas que acontecen en mi vida lejos de ella... Ese profesor batracio de Etnohistoria estaría feliz de saber que disfruto haciendo un "Diario de campo" y voluntariamente he decidido seguir sus consejos porque aunque extremadamente batracio, fue un profesor increíble y lo estimo. Debí escribir esto antes de huir de Quito, antes de largarme sin despedir mucho, sin lágrimas. Pero lo estoy escribiendo ya lejos, con la cabeza más fría y el corazón más caliente. Así es mejor, puedo sentir en perspectiva y pensar lógicamente. Veo que dejé muchas cosas inconclusas allá... pero Quito camina despacio, sé que volveré y todo seguirá ahí, tal y como lo recordaba, las mismas personas, mismos buses, mismos conflictos, mismos complejos, mismas luchas, mismos prejuicios, mismas casas, mismos edificios, mismo aire frío, mismo sol radiante, misma lluvia fuerte, mismas miradas, misma ausencia.

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